El Nombre de Mariquita

EL NOMBRE DE MARIQUITA

El actual nombre de la localidad ( San Sebastián de Mariquita, San Sebastián del Oro, o simplemente San Sebastián) refleja la mezcla entre de dos Culturas: la española y la aborigen; esta compuesto por la union de el nombre de el Santo que en la época de la Roma pagana: San Sebastián quien fue muerto a flechazos por propagar la fe Cristiana. Posteriormente, en la época de la conquista, los expedicionarios Españoles solían invocar los favores del Santo al verse heridos por las flechas envenenadas de los indígenas que los atacaban incesantemente. Con respecto a la segunda parte del nombre existen varias versiones: Una de ellas dice que a la llegada de los españoles a la aldea hubo tanto alboroto por parte de los indigenas que todos gritaban al unisono el nombre de su cacique Malchita, los españoles ante tal algarabia solo atinaban a entender algo parecido a la palabra Mariquita; de igual forma existen otras tesis sobre el nombre de Mariquita al estar ligado a toda una serie de vocablos indigenas como son : Malchita, Marquetá, Mariquitanes, Marqueton, (Aunque tal vez todas ellas modificaciones españolizadas ya) en fin; se dice que es la deneneración del Malchita o Melchita nombre de un Cacique Marquetón; tambien existe la teoria de que su deformación se debe seguramente a un proceso de inculturación en el cual para granjearse la amistad de los indios se hizo entender que el nombre de la Villa, correspondía al mismo del Cacique como un homenaje a éste.
Como un homenaje a los antepasados indigenas que habitaron esta hermosa villa de san sebastian haremos una breve referencia a algunos de ellos.

CACIQUE MALCHITA O MALCHITA

Conocido por los Españoles como Cacique Marquetá, Gran Jefe Panche de la tribu de los Mariquitanes, altivo guerrero que encabezó la lucha en defensa de su territorio, enfrentándose al terrible Capitán Español, Francisco Núñez Pedroso. Fue pretendiente y novio de la bella Princesa Luchima, guerrera mujer que estaba señalada para regir la tribu de los Indios Gualíes, tras la muerte de sus padres. Su nombre permanecera para la posteridad con la mayor exaltación y sonoridad junto a otros Héroes Indigenas del Tolima .
La colonización y conquista, que se hizo en tierras de gualíes, erves, marquetones y palenques, genero tremendos altercados, ya que los panches no se dejaron dominar tan facilmente como otros indigenas lo habian hecho, defendiendo con ahinco su tierra, sus dioses, sus costumbres, y su libertad.
Rodríguez Freile en el diario el Carnero sobre Mariquita: “El capitán Francisco Núñez Pedroso, vecino y conquistador de Tunja, con comisión del licenciado Miguel Díaz de Armendáriz y después de confirmada por esta Real Audiencia, pobló la ciudad de Mariquita, que así se llamaba el cacique de aquella provincia. Después se mudó en agosto de 1552, llamándola Mariquita. Mudóla después el mismo capitán junto al río Gualí, llamándola San Sebastián de Mariquita. Ha sido y lo es muy rica en minas de oro, aunque ya le han faltado sus naturales”.
Después de un año de explorar y ver cuáles eran las mejores tierras, Pedroso, junto con el señor Pedro Saucedo, Alcalde, el señor Francisco Pérez de Esquibel, corregidor, el señor Miguel Jiménez, corregidor, maestre Juan, corregidor, Pedroso manda y mandó que dicho pueblo se mudase al Valle de Malchita porque se encontraba estratégicamente mejor ubicado y para que los vecinos se establecieren allí y no se fueran, procedieron a construir las iglesias y los conventos la plaza mayor con la medida de las principales de España, se le asignó su escudo de armas, se trazaron las calles y solares, los pocos indios que habían podido ser dominados se repartieron a los españoles; esto ocurrió el 8 de enero de 1553.

El siguiente es un fragmento de un relato que muestra la Vehemencia de esta raza singular:
"La princesa Luchima, quien había huído de las garras de Pedroso, acompañada de otros guerreros, tomó rumbo a la serranía de Lumbí donde se reunió con sus hijos Bocaneme, Calaima y Chapaima, enviaron mensajes a los otros grupos de rebeldes, ya reunidos hicieron un gran festín por el reencuentro, donde muchos lloraron y lamentaron la desaparición de sus seres queridos y clamaron guerra por aquellos que estaban siendo ultrajados por los intrusos.
Se organizaron los guerreros para lanzar su ataque contra el fuerte español; a pesar de saber su gran desventaja, atacaron de frente porque su orgullo y valentía era el escudo que les fortalecía; ya los españoles en el fuerte los esperaban armados con sus cañones y pistolas, los dejaron acercar, y cuando ya los tenían en la mira, un fuego mortal cayó sobre ellos, pues los guerreros no conocían el estrépito de los cañones que a la mayoría derribó regándose nuevamente el valle de sangre. Los pocos que quedaron, huyeron despavoridos. Al sentirse Pedroso dueño y señor de la situación, ordenó abrir el fuerte, encontrándose a la entada a la princesa Luchima quien, armada con su lanza envenenada, la envió contra Pedroso, la que insertó en su brazo izquierdo, cayendo derribado de su caballo, mientras con dolor y rabia gritaba, ¡Garréenla!, ¡No la dejen escapar!, ¡Cójanla! Muchos soldades se abalanzaron sobre ella, dejándola impotente. Entre tanto, Pedroso deliraba, pues el veneno empezaba a surtir efecto. El médico se lanzó a hacerle una sangría, cosa que no dio resultado, pues solo la guerrera Luchima conocía el antídoto. Le preguntaron si lo conocía, ella repondió ¡No! Luego fue torturada, fueron colocadas sus extremidades amarradas, su braza izquierdo del tronco de un árbol y el derecho atado a la silla del caballo de Hernán Vanegas, quien cada cinco segundos lo hacía mover, desgarrando de dolor a Luchima, quién ni siquiera se quejaba.
En vista de esto, pusieron en la misma posición a Bocamene; él tampoco habló, pero al cortarle una de sus manos, el dolor de la madre por su hijo hizo que la cacica Luchima hablara; entonces fue soltada y obligada a preparar con sus propias manos el antídoto, que fue probado primero en uno de sus guerreros. Pedroso, estupefacto por la acción de Luchima, dedujo el parentesco que existía entre ellos.
Curado Pedroso y con sed de venganza por la agresión a que fue sometido, ordenó que le alcanzaran su espada y con sus propias manos, delande de Luchima, cortó la mano derecha de su hijo Bocanemay, juntándola con la otra, la amarró y luego se la cogó al pescuezo, dejándolo libre y gritando de dolor lo expulsó del Valle. Luchima nada pudo hacer, pues había sido llevada a las habitaciones de Pedroso donde debía esperar al gran jefe español que le ensuciara el orgullo y el honor. Al darse cuenta de lo que sucedería, se encomienda a los dioses y acompañada por el espíritu de su hija Anca, la más bella de todas, le prende fuego al pequeño fortín, y se cuelga de una de sus varas para morir antes que el fuego la abrazara.
Era tanta la fiereza y el valor del pueblo Panche que, a pesar de tan crueles muertes, no pudo ser vencido y a pesar de la derrota, varios grupos guerreros comandados por Calaima y Chapaima se refugiaron nuevamente en la serranía de Lumbí. "

FUNDACION DE LA CIUDAD

El capitán Francisco Núñez Pedroso conocedor de las habilidades de los indios Panches en el arte de la guerra, organizó una expedición con varias compañías de soldados españoles, que tenían como finalidad llegar a las tierras del valle de Manchita, para no ser emboscados llegarían al sitio por diferentes partes y de ésta forma dividirían las huestes indígenas con el fin de debilitar su poderío, llegando los españoles al valle se atrincheraron y organizaron su campamento para el ataque, Pedroso envió un mensajero desarmado con el fin de hacer amistad, pero éste fue atravesado por veinte flechas, allí lo cogieron y amarraron a su caballo y devolvieron a los españoles. Al llegar al campamento, Hernán Vanegas lo recibió u exclamó: ¡Oh, llegó San Sebastián!.
Ante la respuesta de los indígenas con su emisario, Núñez Pedroso se enfureció y ordenó a sus hombres inmediatamente organizar el ataque, cada jefe militar español entraría por diferentes partes del río Grande; a Hernán Vanegas se le encomendó entrar por Guaconá, donde se encontraba al jefe guerrero Ondama, que a pesar de oponer dura resistencia tuvo que huir al monte con sus guerreros, en tanto los soldados se dedicaron a saquear los bohíos de una forma tan desordenada, que entre ellos mismos riñeron por el botín, no teniendo ningún respeto por el caudillo que dirigía la expedición que según la disciplina de Indias debía ser respetado y acatado; después del saqueo, Hernán Vanegas se dirigió con sus soldados hacia el Valle de Malchita, allí se encontró con el jefe Pantágora y sus guerreros quienes pretendían defender con obstinación su territorio, pero la sorpresa del ataque no les permitió responder como debían siendo vilmente exterminados los indígenas del lugar.
Por último, el Capitán Núñez Pedroso empaló en el propio lugar algunos indios y a otros les cortó las manos y atándolas y colgándoselas al pescuezo, los liberaba.
Núñez Pedroso, siguiendo sus hazañas de exterminio llegó al sitio de Palenque; debido a que los nativos vivían en empalizadas fortificadas, nunca los soldados pudieron señorearse ni apoderarse de ningún bohío; algunos soldados, por orden de Pedroso, prendieron fuego a los bohíos y casas de los indios sin importar que dentro hubiese mujeres y niños, quienes no solo no quisieron rendirse a voluntad de los españoles, sino que prefirieron consumirse en las llamas del fuego, y otros por no esperar esta muerte, que parece más cruel que otra ninguna, se ahorcaron en las cumbreras y varas de los bohíos. Se veían arder en el fuego no solo a los guerreros o indios mayores y mancebos y muchachos y mujeres con sus criaturas niños y niñas a los pechos. Pasaron los que aquí perecieron de número de cuatrocientos.